“Aftersun” y el maravilloso cine sensorial

 

Charlotte Wells hace un increíble debut semi biográfico; en donde la ambigüedad, la memoria y la fragmentación del tiempo, juegan para crear un filme lleno de sensibilidad donde las imágenes construyen más en nosotros que lo que se habla.

 

Aftersun, es la ópera prima de Charlotte Wells, cineasta británica nacida en Escocia, quien el año pasado estrena esta película durante el Festival de cine de Cannes, ganándose un premio del jurado. Sin embargo apenas durante el mes de noviembre, la plataforma de streaming Mubi la distribuyó a latinoamérica.

Esta cinta protagonizada por la dupla de Paul Mescal (Normal People, The Lost Daughter) y Frankie Corio, narra la historia de Sophie, una niña de 11 años quien va de vacaciones a Turquía con su padre, Calum. A través de los recuerdos, Sophie reflexiona sobre los misterios y experiencias de aquel viaje, así como la relación con su padre.

La memoria es un factor crucial dentro de la historia, mucho de lo que sucede en la película está montado para hacernos sentir que estamos recordando. El no saber cuando la escena está por cortar, el manejo del tiempo en donde estamos de un lado a otro explorando las distintas experiencias de Sophie. Es por ello que muchas de las escenas parecen a veces carecer de un propósito, pero en realidad, es el montaje emulando la memoria de nuestra protagonista, en donde los recuerdos van y vienen de un momento a otro, haciendo de todo un viaje impredecible.

 

 

A primera vista, lo que resalta del estilo de Aftersun visualmente, es la fotografía, la cual juega con el lenguaje cinematográfico para darle un peso enorme a las imágenes, muchas veces no hay un contexto al cien por ciento de lo que sucede, pero por la imagen y el trabajo de sus protagonistas puedes intuir y pensar que hay detrás de toda esa ambigüedad.

Wells no es ajena a este estilo, en su trayectoria como directora de cortometrajes, ha ido puliendo un estilo propio, el uso de close-up para reiterar una emoción en el personaje, el tono íntimo de las historias, así como los temas de la ausencia y el trauma, no son ajenos a sus proyectos. Por lo que Aftersun termina siendo un amalgama de todo lo que ha contado en proyectos anteriores.

Es muy difícil describir mucho del apartado técnico de esta cinta, ya que realmente busca jugar pero dando a cambio una sensación en el espectador. Cada cuadro busca crear un aura, un ánimo en lo que se nos está contando para nosotros llegar a una conclusión. El hecho de que muchas de las cosas sean implícitas invitan a la propia reflexión que sucede en nuestra protagonista, buscamos alguna pista entre los diálogos, alguna línea que puede darnos todo el panorama. Pero al igual que Sophie, estamos solamente atados a los recuerdos que se nos van presentando.

Al tratarse de una película tan íntima, el dúo protagónico se luce por completo; Paul Mescal como Calum da todo de sí, siendo un personaje misterioso pero a la vez es un amoroso padre, un personaje del cual observamos varias facetas, mientras vamos descubriendo al personaje. Sophie también se lleva elogios, no solo por ser la guía de la historia y quien la hace fluir, sino por ser quien reitera más los sentimientos que deja este filme. Nos hacemos las preguntas que ella, tenemos las mismas preocupaciones y tal vez reaccionamos de igual forma a lo que sucede, es muy fácil empatizar con ella como protagonista; quizás por esa intriga que deja el guión o porque nos vemos reflejados en Sophie como alguien con muchas dudas sobre la vida.

Se pueden decir muchas cosas sobre las sorpresas que me ha dejado esta película, pero es difícil sin ahondar en los spoilers del filme. Aftersun es una experiencia, más que solamente contar una historia. Busca crear sensaciones a través de sus imágenes, es agridulce. Nos hace buscar dentro los momentos felices en nuestros recuerdos, pero a la vez nos hace preguntarnos si realmente teníamos todo el panorama de lo que sucedía, si no había algo oscuro que no podíamos comprender por ser más pequeños, sin embargo, cuando tratamos de buscar una solución, solo podemos quedarnos con el recuerdo en sí. Así como Sophie miraba su videograbadora, nosotros tal vez solo tenemos un pequeño fragmento de ese recuerdo, quizás un video, una foto o algún objeto, solo queda sujetarlo con fuerza y atenernos a nuestra memoria.

 

 

 

Charlotte Wells nos narra una historia ambigua, pero que esconde muchos temas respecto al pasado y el presente, la ausencia, el dolor, la nostalgia y el crecimiento. Todo esto con una asombrosa sutileza, que una vez te atrapa, es difícil de soltarse. Puedo entender perfectamente a quienes no conecten lo suficiente con la cinta, pero es un buen ejercicio para buscar interpretaciones, a quienes les gusta revisitar y analizar con detenimiento, Aftersun termina por complacer a aquellos espectadores detectivescos, pero también encanta y lastima a quienes busquen dejarse llevar por experiencias por un rato. Wells ha demostrado que el cine no es dar respuestas, sino plantar preguntas.

Aftersun se encuentra disponible en la plataforma de streaming Mubi.

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