El viernes ocho de octubre en Centro Cultural Tijuana (Cecut) se inauguró un esperado evento de trascendencia internacional. Se trata de la primera Trienal de Tijuana: I. Internacional pictórica, que fue un evento planteado desde 2019 por el artista mexicano Álvaro Blancarte, quien residía en Baja California desde los años ochenta hasta su fallecimiento en agosto de 2021. Además de Blancarte, el artista Roberto Rosique, el escritor Heriberto Yépez y la curadora Carmen Hernández, formaron parte de la organización.
El objetivo de eventos como este es reflexionar sobre el estado actual de las artes, y mostrar al público una muestra representativa de lo nuevo en el campo. Según su página web, la Trienal se propone
generar un evento que vaya más allá del espacio de la galería y se replique en una diversidad de actividades en toda la región (y allende a ésta, aprovechando las tecnologías de la información), así como mantener la vigencia de la propuesta para llevar a cabo ediciones futuras. Por último, la Trienal de Tijuana: Internacional Pictórica se propone como objetivo a largo posicionar a la región como un espacio de creación en constante evolución en el escenario artístico global, incentivar la reflexión y la creación entre las generaciones jóvenes y convertirse en un evento ícono del arte en México.
575 artistas de 23 países enviaron propuestas que fueron seleccionadas por un comité que incluyó 145 obras en la exhibición.
La trienal abarca la mayor parte del espacio total del Cecut, lo cual no tiene precedente en el recinto. Debido a la situación de pandemia, y la enorme cantidad de gente que asistió a la inauguración, el acceso era controlado y las filas eran sumamente largas. No sólo había fila para entrar al Cecut, también en cada una de las secciones del lugar, de manera que para observar toda la muestra eran necesarias varias horas. Se debía esperar a que algunas personas salieran de una de las secciones para dejar entrar a otras y evitar las aglomeraciones.
Sin embargo, la calidad de las obras es muy alta. Y la enorme cantidad y calidad de las obras quizá se debe a que la muestra ofrece la cantidad de 1,000,000 de pesos mexicanos como premio a la mejor de ellas, con dos menciones honoríficas que otorgarán 250,000 pesos a los ganadores. Nunca se vieron premios tan grandes en Baja California para un concurso de artes, creo yo que el objetivo de este premio es motivar a la mayor cantidad posible de artistas a participar, y la muestra es una señal de que la estrategia funcionó.
La Trienal de Tijuana tiene un mecanismo novedoso para otorgar sus premios. Mientras que en otras bienales la selección la hacen un grupo de curadores, en este evento existe votación por parte de tres entidades: un jurado compuesto de curadores, los mismos artistas participantes en el evento y el público asistente. Para asistir a la Trienal, es necesario adquirir boletos en la página de Taquilla Cecut y tienen un costo de $100. Una vez que hayas observado las obras y decidido cuál es tu favorita, puedes votar por la obra que más te guste en la página de votaciones hasta el 19 de octubre.
Este sistema de votación tripartita intenta resolver las críticas que en ocasiones se genera en torno a eventos similares. En ocasiones el público se queja de que la selección de los ganadores corresponde únicamente al gusto personal de un selecto grupo de curadores o artistas. En esta ocasión se tomará en cuenta la opinión de diversas personas, incluyendo al público mismo. Esto balanceará las opiniones y busca una selección más democráctica.
En lo personal, recorrer las salas de la trienal me recordó a las ferias de arte internacionales que se hacen en ciudades grandes y cuyo referente más similar dentro de México serían eventos como Material Art Fair, Salón Acme y Zona Maco. Aunque aquellos eventos, al ser ferias, están más enfocadas a la venta de obra por parte de galerías. Es una oportunidad única para conocer y apreciar un evento único en la región, y que puede estimular la imaginación y la reflexión a los asistentes. No se lo pierdan.