Al enterarse del diagnóstico de Alzhéimer de su padre, la documentalista Kirsten Johnson decide matarlo, varias veces. Esa es la trama de esta película documental cómica, que se estrenó el 2 de octubre en Netflix, donde Johnson nos muestra su conciliación con la enfermedad de su padre.
Muchas veces pensamos en la muerte como algo rápido, hoy estamos aquí y mañana no sabemos; pero a veces la muerte de uno se da cuando deja de ser independiente. Dick Johnson es un psiquiatra de 86 años, que se ve obligado a jubilarse y mudarse de Seattle a Nueva York por su enfermedad. Matar a tu padre de formas distintas suena horrendo, pero Johnson lo utiliza como catarsis y de paso, para reírse un poco de algo tan inevitable como la muerte.
Kirsten Johnson recurre al documental con ficción para mostrarnos su proceso de aceptación de lo que conlleva vivir con alguien con Alzhéimer, más que algo triste y trágico, es una película que sirve como celebración a la vida. Muchos momentos son grabados con cámara en mano, en otros podemos ver a parte del crew siendo participes en este experimento. Muchas tomas tienen un encuadre “chueco” y movimientos bruscos de la cámara, pero la calidad cambia cuando se avecina la muerte de Dick, eso solo hace adentrarnos mas en este viaje extraño y encantador.
En tiempos de confinamiento por la pandemia, la sensación que brinda esta película es la de una bocanada de aire fresco. El duelo que se lleva en estos tiempos es distante por obvias razones y Johnson nos ofrece su caso para nosotros. Llanto y risas es lo que nos brinda su experiencia personal para convertirla en algo universal.
Johnson no solo nos invita a ver morir a su padre, también nos recuerda porque hace esto. La memoria de su padre tal vez se vaya, pero esta experiencia se quedará con ella y con nosotros. La película nos ofrece algunas secuencias oníricas que sirven como un regalo de la propia Johnson a su padre. A través de la imaginación y las posibilidades del cine, ella le brinda las oportunidades con las que soñó.
“Hago documentales, porque la vida cotidiana es mucho más interesante” dice Kirsten en un momento de la película y ese es el punto fuerte del film. Cuando nos muestran momentos de gozo, nostalgia, llanto, fragmentos de la cotidianeidad que superan cualquier escena que nos pueda brindar la ficción. Dick Jonson is dead sirve como un ejercicio de autorreflexivo para reconciliarnos con la muerte, no solo de nuestros seres queridos sino de nosotros mismos.
–Ana Fernanda Rodríguez.