Hay una verdad orgánica que da vida a todas las manifestaciones humanas y que se haya contenida en aquello que hablamos o escribimos. Tal vez sea ese, el elemento principal del que se han nutrido los grandes oradores para ejercer su poder de convencimiento y manipular a las masas. La religión que nos tocó en este lado del mundo, se fundamenta en la palabra escrita y su influencia, ha levantado a la civilización que conocemos atravesando, querámoslo o no, nuestros comportamientos.
En el estudio sobre las palabras y sus funciones, ha sido necesaria la asistencia de perspectivas disímiles la sociología, religión o lingüística, para redefinir el complejo concepto de lenguaje.
La cosmogonía judeocristiana ha considerado al lenguaje como un atributo característico de los seres humanos producto de la intervención divina que se manifestó de manera repentina, teniendo como función que el hombre diera la denominación a los distintos animales que poblaban una tierra antediluviana. En cambio para los pueblos originarios de Centroamérica, el lenguaje en los seres humanos fue el resultado de una sucesión de muchos intentos fallidos en los cuales, los dioses, crearon seres con la intención de que tuvieran facultades tanto físicas como mentales propicias, que les permitieran comprender el mundo que les rodeaba, podría decirse que dentro del conjunto de esas facultades era indispensable para los dioses conseguir que los seres que creaban pudieran emplear un lenguaje articulado que les permitiera comunicar los fenómenos que sucedían en su entorno (López, 2010).
El alma del lenguaje y sus funciones
Antes de que existiera la palabra escrita, primero existió el signo, el símbolo, la representación de pictogramas que posteriormente se transformaron en ideogramas hasta alcanzar la complejísima abstracción de la escritura cuneiforme, en cuanto al lenguaje articulado, grupos de seres humanos se sentaron a compartir su visión del mundo y de la realidad por medio de la tradición oral. El lenguaje, seguía su curso más allá de sus funciones comunicativas, cumpliendo con un rol primordial al constituirse en un medio a través del cual, se conformarían distintas comunidades con idiomas distintos. El lenguaje trascendió las esferas de información y comunicación, porque, simultáneamente, también desarrolló funciones lingüísticas, y al derivarse en una multiplicidad de lenguas diferentes, se convirtió en una entidad viviente que modela las sociedades y sus culturas. Es posible que el lenguaje, este organismo vivo, sea reducido a su función social mecánica y funcionalista, pero el lenguaje, no puede ser desligado de su alma, es decir, del conjunto de propiedades que lo constituyen. Está fundamentado en un sistema de signos y símbolos, sin los cuales no existiría la sociedad que conocemos y en ese sentido es un medio que, construye y modifica la realidad.
Antes de que se dieran las condiciones adecuadas para que surgiera el lenguaje como lo conocemos, los primeros seres humanos vieron la necesidad de acudir a representaciones de la realidad que vivían. Sobre improvisadas superficies de piedra expresaron, no solo aquello que veían a diario si no sus creencias, al tiempo que desarrollaron, un complejo pensamiento abstracto. Al representar una escena de cacería de animales, pretendían asegurar el éxito de esa labor. La representación de estas distintas escenas en las que ellos mismos se pintaban cazando animales, se convertían tanto en la previa materialización de su deseo de éxito, como en un registro posterior del suceso, pero, también, significaba una apropiación de esa experiencia. Había un contenido meta-físico en los símbolos que aún en nuestros días, habita detrás del lenguaje de las imágenes y las palabras.
Fue por medio del lenguaje simbólico empleado en cantos rituales que los primeros seres humanos intentaron comunicarse con la divinidad, realizaban ritos que precedían a las temporadas de cacería, de cultivo o de cosechas y manifestaban el dolor del luto ante sus muertos. Las cargas emocionales y un contenido irrazonable en el desarrollo y una posterior constitución del lenguaje articulado como lo conocemos, estuvieron implícitos.
Al adentrarnos un poco más tema, veremos que es necesario hacer dos consideraciones importantes sobre el lenguaje, primero hay que considerar su innegable función instrumentalista para informar, transmitir contenidos y nombrar cosas, pero también está un aspecto meta-lingüístico, donde las palabras vinculadas a emociones e intenciones, integran un proceso creativo, estableciendo relaciones dinámicas entre lo material y lo abstracto.
El lenguaje, soporte de la múltiple realidad en la literatura
Este aspecto meta-lingüístico del lenguaje, puede verse amplia y diversamente ejemplificado, en el campo de la literatura, donde se siguen proponiendo innumerables realidades distintas, que se desarrollan simultáneamente, igual que una consciencia independiente, alimentándose al ofrecernos de forma continua, símbolos e imágenes que afectan el mundo. Creando realidades desde la ficción, prescindiendo de autores, sus figuras, unas y otras, terminan absorbidas conjuntamente por esa consciencia a la que alimentaron con sus múltiples voces.
Probablemente, sea ese el poder que reside en el lenguaje, generar y modificar la realidad a través de los performativos, de símbolos convertidos en palabras, que construyen los distintos géneros discursivos, y que, a su vez, hacen posible nuestra interacción con el mundo cotidiano. Este aspecto escondido detrás del lenguaje, no puede ser desconocido ni en la comunicación que establecemos diariamente con los demás, ni en los procesos de creación literaria, porque, cada uno de nosotros configura, aunque parezca inverosímil, una múltiple realidad. Aquello que hablamos o escribimos todo lo que conocemos forma parte de esa múltiple realidad cultural contenida en el lenguaje, inclusive, a, aquello que desconocemos, solo es posible acceder por medio palabras. Las religiones, lo han comprendido, perdurando como instituciones sociales a través de milenios y todos conocemos las atrocidades de las que han sido capaces para ejercer su poder, lamentablemente su fundamento está en esa magia implícita en las palabras escritas y sus propiedades y en últimas en el lenguaje. Muchas veces no alcanzamos a reconocer la magnitud de su importancia porque es una actividad que realizamos inconscientemente todos los días, pero en el interior de ese sistema de signos y símbolos hay mucho más.
Referencias
López, García, A. (2010). “Otra vez la sociedad y la cultura”, en El origen del lenguaje (págs.146-149). Tirant Lo Blanch.
Sábato, E. (2000), “Los antiguos valores”. La resistencia. p. 58. Planeta.
-Mario Andrés Arcos Guerrero.
Maestro en artes visuales. Colombia. Interesado en la relación entre el arte y la literatura, ha publicado ensayo y narrativa en: Hoja Negra. Julio. 2021. Periódico Poético- hostal literario en Tecpán Edición No. 6 (México). 2021. Fanzine Kozmonauta Vol. 12 (México). 2021.
Sus propuestas plásticas han sido expuestas en galerías virtuales y publicaciones culturales. Exposición de Salieris de Van Gogh “De Película” Julio 2021. Expositor Bogografo Distrito Cultural No. 3. Ciudad extendida. (Colombia). 2021. Carta Abierta Galería. Exposiciones en Confinamiento, (Colombia). Julio. 2020. Fanzine Digital Memorias de Pandemia (Colombia). Noviembre de 2020. Galería Espacio Cinco33. Reflexiones a través de la ventana (Colombia) Noviembre de 2020.
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