En ocasiones siento que mi mente es como un pequeño Don Quijote. Esta frase podría sonar extraña, estimado lector, pero te ruego que te quedes a leer mi explicación. Siempre he sentido que Don Quijote tiene múltiples personalidades y cada una de ellas se manifiesta en mi mente en ocasiones. Si nunca has pasado por lo que a continuación describiré te tengo un poco de envidia.
Desde que leí la novela Don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes, a los doce años quedé cautivada. Cervantes inició su carrera de escritor en 1566, después se muda de Madrid a Roma (finales de 1569); luego de varias batallas y estar en cautiverio, durante cinco años, es liberado.
El Don Quijote de la Mancha, es la historia de un hombre llamado Alonso Quijano, el cual es adicto a los libros de caballerías. A tanto llega su gusto por ellos que empieza a confundir la realidad con la ficción. A tal grado que se trasnforma a sí mismo, y se autonombra caballero.
El señor Quijano convence a un vecino suyo, de nombre Sancho Panza, de transformarse en su escudero con la promesa de riquezas y gloria. Así comienzan sus aventuras, y la misión de Don Quijote: “desfacer agravios, enderezar entuertos, acorrer viudas, limpiar la tierra de gigantes y malandrines”. Salvar al que en peligro esté.
Hay veces que cuando escribo o creo algo, ya sea un dibujo, una pintura o algo más, estoy concentrada. Sin embargo, hay otras ocasiones en las que, al mismo tiempo que realizo dicha actividad, de repente se me vienen tantas ideas o pensamientos de diferentes proyectos que siento que tales pensamientos se transforman en un molesto ruido mental. Es en esos casos, mi mente se transforma en un pequeño Quijote. Con esto, me refiero a que aún con todo el caos u obstáculos a su alrededor, sigue de pie, defendiendo mis ideas.
Las personalidades de Don Quijote, para mí, son cinco:
- La primera: El común. Ese que solo ama leer y se sienta a disfrutar mientras escucha su entorno.
- La segunda: Romántico. Es decir, aquel que piensa en su amada.
- Tercera: Extravagante. El más imperativo y a su vez, diferente. El motivo por el cual todos lo observaban extrañados.
- Cuarta: El valiente. Es ese que no le tiene miedo a nada ni a nadie.
- Y la quinta: Locura. Aquella personalidad que lo hace original. Esa le obliga a realizar cosas fuera de la “normalidad”.
Siento que en mi caso es lo mismo. Hay veces que siento tengo cinco o tres de estas personalidades al mismo tiempo. Sin embargo, creo que podría torcer un poquito este desglose del quijote para que encaje a la perfección con la sensación que tengo en mi propia mente. Diría yo que, en mi caso, mis cinco personalidades son estas:
- La primera: La tímida. Esa chava que no se atreve a hablar primero o ese tipo de situaciones donde lo nuevo la saca de su zona de confort.
- La segunda: Valiente. Todo lo contrario a la primera, es la que expresa lo que siente y piensa sin miedo o pena.
- La tercera: Creativa. No para de imaginar, llevar a cabo algo relacionado a la creación en todo momento. Ya sean historias, canciones, manualidades, entre otros.
- La cuarta: Misteriosa: Es la más invisible. Esa que tiene lo más profundo de mí, pero solo pocas personas llegan a conocer.
- Y la quinta: La locura: es donde me siento libre, fuera de este espacio. Sin ruidos mentales y de alguna manera, cuando siento más “yo”. Es cuando me pongo más creativa. Casi siempre, llega en luna llena.
Es por eso que pienso que mi mente es como un Quijote pequeño. Porque igual que él, cuando estoy creando algo y se juntan dos personalidades o tres, es como cuando Don Quijote luchaba contra los molinos, o contra los gigantes, o contra los encantadores que intentaban robarle la gloria.
Y no estoy loca, quiero alcarar. Bueno, al menos no lo creo. Pero si le aprendí algo al quijote es luchar por lo que piensa es lo correcto, y lo justo y su propia verdad, aunque el mundo entero te diga que está loco. Además de que me identifico con dos de sus características: la primera, me encanta leer. La segunda: no siempre me siento parte de este mundo.
En la imagen anterior intenté reflejar tres de is personalidades: la tímida, la locuaz y la valiente. A cada una de ellas, les pongo nombre, pero eso esa es historia para otra ocasión.
Por último, mencionaba en un inicio de este texto que el Quijote salvaba mis ideas. Con esto me refiero a que, en esas ocasiones donde no me puedo concentrarme en cierto dibujo, proyecto y otras cosas, el Quijote pequeño de alguna manera los guarda por mí. De alguna forma los resguarda. No estoy segura en dónde los reserva, pero es un lugar donde sólo él y yo tenemos llave.
¿Tú tienes un mini Quijote por ahí en tu mente?
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