De “El designio de la espuma” (2012)
Hay un hecho cierto profundizando mis afanes Que sobre el cuerpo de aquella en quien deposito otras texturas mi piel es incapaz de inscribir letra alguna ni su piélago permite que se hermane mi líquido navío. He ensayado el reemplazo de una patria soy un desterrado de la espuma una herida que se seca al sol de tu desidia. No me salva este designio misterioso de la cruenta mano que tu oficio lava Hoy me he condenado a ser la blanca gota que no zarpa en viaje fructuoso y tiene la certeza del augurio de que yacerá sobre la arena como una quimera rota.
De La Sal del tiempo (2019)
Yo era redondo Si, como un personaje que evoluciona No como el tiempo que persigue su cola Era claro Preciso De mí se admiraban por mi concreción Mi palabra exacta se leía Fui una voz de importancia suma Hoy, me enfrento a infértiles planos donde solo crecen deudas Facturo mi ropa y alimentos Proyecto mis ingresos y pérdidas Hago todo eso que se debe hacer Para mañana salir con las justas ¡Qué dirán los lectores de mí! Pensarán que me estoy quejando…
De libro antológico De repente, la vida (2021)
El agua falsa
Llegué a una orilla -No importa que sepan cuál, para estos propósitos cualquier fuente sirve- y dejé que me hablara con su líquida voz Por ella esperé, buscando su permiso… Pero no hubo palabras Ni húmeda epifanía ¡O yo no escuché! O el agua no me hablaba… Luego lo entendí Del agua falsa nadie habla Porque ella goza del favor de los hombres Puesta allí como burda imitación de lo que natura toca Por eso al verse descubierta Me insiste en que la beba Me invita a jugar Y ensaya frescura Pero yo no creo en esas aguas Que no han recorrido lares O bañado prados O saciado sedes Confieso que fue difícil descubrirla Porque se asemeja al inquieto río Y a laguna experta Pero sé que era falsa Porque no quise beberla
Del libro Oficio de lobos (inédito)
Oficio de lobos
El poema, si quiere, será la mañana Anunciará soles que colmen de luz a los objetos Se vestirá de verde prado o yerma planicie Y de los dos sabrá captar su belleza Porque el verso no tiene color se viste con cualquier sonido y baila con todos sus brillos El poema aunque no quiera también puede militar pasiones pero se cansa de ellas por eso duda busca otras palabras elabora sus desdichas se encausa con otros amores convierte el hambre en válida existencia. Hay poemas que caen de los árboles y son recogidos por las aves de sus picos resbalan y se aventuran sobre los vientos buscando hacia el mar un camino. Hasta florecen sobre la arena pues en impensables terrenos el poema halla refugio horadando las playas limpiando sus orillas. A veces los niños dan con él cuando juegan cuando disfrutan de su tiempo El poema parece que les huye pero en verdad se deja llevar sabe que está en buenas manos Y allí se quedará hasta que la madurez haga lo suyo Sucede que a veces el poema se anima a ser cualquier cosa Abandona la seguridad del verso y se atreve a ser montaña Imita al río y al viento sobre las hojas Ensaya sonidos cantando como las aves ¿Quién dijo que no puede ser la cueva, el hielo y la planta; el animal o la duda? El poema lo puede todo Porque viste de mundo y exhala vida Su trabajo es ser materia Átomo del poeta Lo triste es cuando un mal verso lo invoca y debe rendirse a tales sendas Por eso lo he visto temeroso escondiéndose de quien quiera robar su canto Se muestra esquivo Oculto hasta que pasen otras voces Seducidas por el ruido y los sitios visitados Ahí entramos nosotros quienes custodiamos la palabra olfateando al enemigo alejando todo aullido que imite la belleza Así nos verán rascando entre las letras; buscando un nuevo verso y reescribiendo los mitos. Por eso no importan los modos en que el poema se vista o transite o los dolores que conlleve y las almas que consuma A los versos nos debemos como un alfa siendo dirigidos a las cumbres o arrastrados al abismo. Somos seres que afrontamos el olvido aunque viva el verso sin nosotros esto yace en la inminencia esto lo sabemos todos pues no hay mayor honor que la palabra en el oficio de los lobos.
–Omar Balladares Rodríguez nació en Guayaquil, Ecuador en 1979. Tiene una maestría en estudios avanzados de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Barcelona. Se desempeña como docente en la Universidad de las Artes en Guayaquil. Publicó su primera obra en el año 2000; un libro de relatos titulado “Infernario”. Dos años después obtiene la primera mención del concurso de poesía David Ledesma Vázquez con su libro “Masturversos” (inédito). En el año 2009 integraría el grupo de ganadores del Concurso de Poesía El Retorno organizado por el Taller cultural Retorno, lo que lo hizo formar parte del poemario colectivo “Trayecto Cero”. Además, participó como co-guionista del cortometraje ganador “Gracias por su basura” (basado en uno de los cuentos del libro Infernario) del Concurso de Cortometrajes organizado por la Universidad Santa María en el año 2006. En el 2012 obtuvo la primera mención en el concurso de poesía Paralelo Cero, que le hizo merecedor a la publicación de su primer libro de poemas titulado “El Designio de la Espuma”. Su obra poética ha sido publicada en diversas revistas digitales tanto dentro como fuera del país; entre las que figuran: Círculo de poesía, Canibaal, Máquina Combinatoria y Pixeletras.En el 2019 presentó su poemario “La sal del tiempo”. En el año 2021 fue invitado a formar parte de la antología “De repente, la vida” publicada por el sello El Ángel editor.