El género del western está muy olvidado hoy en día, sin embargo fue uno de los pilares fundamentales del cine clásico. Entre las historias de western que se nos presentan en pantalla; la más reciente y relevante podría ser El poder del perro (2021) de Jane Campion. Pero, ¿por qué hoy se producen tan pocas películas del oeste? O y más específicamente, ¿a qué le llamamos western?
Éste se define de manera muy distinta a otros géneros, ya que generalmente es a través de las locaciones o escenarios en la que estas historias toman lugar. Estas nos transportan hacia el viejo oeste, escenario dueño de arquetipos narrativos, estereotipos de personajes y cientos de convenciones visuales. Para entender el western, en general, debemos entender sus antecedentes y sus momentos históricos:
Mitificación, romantización y estandarización en el cine clásico norteamericano
Este género encuentra su origen en la literatura, pero con la llegada del cine se adaptó a un nuevo medio, con distintas formas y tiempos, con una eficiente y veloz narrativa. El primer gran cineasta que toma este género y lo establece como un género cinematográfico, John Ford, con su película La diligencia (1939), en esta película establece las bases o convenciones que miraríamos en todo el western clásico; los productores, mucho más importantes que los directores en esa época, deciden replicar esta fórmula por la buena aceptación de la audiencia, esto llevó a que el western se colocará como uno de los géneros cinematográficos más prolíficos, atractivos e importantes para el cine.
Estos relatos parten de un mito, el viejo oeste, y buscaban potenciar este mito mediante a una romanización en el tratamiento de las historias, personajes, sus comportamientos y sus resoluciones de los conflictos, la moralidad e ideología de los Estados Unidos se ve fielmente retratada en este tipo de género. Desde la narrativa del bien contra el mal; donde el bien es representado por un héroe sin dudas morales, el patriarcado representado en los protagonistas siempre hombres y hasta el tratamiento de la violencia, la cual a ojos actuales se ve aburrida, sutil, sosa o simple. Si bien es un tema de análisis la ideología que representan estos filmes; desde el tratamiento hacia minorías, mujeres y nativos, hasta el significado de lo que es correcto moralmente, no hablaremos de ello, pero si es un contexto importante y necesario de mencionar.
La sobreexplotación de este género, mezclado con la poca variación en sus historias o formas, llevó al western clásico a su fin. No sin antes la visita disruptiva de Sam Peckinpah con su película The Wild Bunch (1969) donde rompe con la narrativa clásica en distintas capas. Desde el tratamiento visual y sonoro hacia la violencia, cada disparo que se hace (vaya que hay muchos) tiene una entrada y una salida, y Peckinpah no se limita en sus imágenes gráficas, busca impactar al espectador y mucho más importante, subvertir el mito romantizado del viejo oeste mediante una violencia estilizada.
La estilización de la violencia es algo que actualmente es muy común, en películas como John Wick (2014) la meta máxima es cautivar, emocionar y provocar al espectador mediante una violencia desmedida, controlada y coreografiada. The Wild Bunch manejaba este mismo elemento, completamente opuesto al western clásico, provocando poner un clavo en la tumba de este género.
Revisionismo, redefinición y efectos culturales y cinematográficos
Después de The Man Who Shot Liberty Valance (1962) de John Ford, el género entró en su crepúsculo. Sus espectadores estaban fatigados de la repetición del género, esto provocó que ya no fuera rentable producir más westerns, y para Hollywood si algo no hace dinero, no sirve.
Mientras, en el otro lado del mundo occidental, se estaba revisitando el género por directores, principalmente, italianos: Sergio Corbucci y otro muy citado, Sergio Leone.
Estos directores le dieron un giro narrativo, estilístico e ideológico al género entero, si bien inspirados en el western clásico, estos cineastas cambiaron todo. Sus tratamientos del viejo oeste partían algo similar al de The Wild Bunch. Así nació el spaghetti western. Una mezcla formal y de producción rarísima. En términos de producción, ya no se grababa en Monument Valley, no existían estos paisajes montañosos naturalmente estilizados, al contrario, se graban en pueblos españoles, con directores italianos, con actores estadounidenses, alemanes, mexicanos, italianos, etc. Y a pesar de todo eso, eran más baratas y volviendo a la lógica del dinero, barato es bueno, lo que llevó a otra sobreexplotación del subgénero.
Este subgénero creo una disrupción total, desde lo ideológico hasta lo formal. Un ejemplo sería en Il Grande Silenzio (1968), donde nuestro protagonista es un hombre sordo, el cual es vencido y asesinado a manos del villano (el bien pierde contra el mal). La moralidad de estos directores era distinta y esto permitió la liberación y experimentación con los símbolos que nos mostraban. Ahora bien, para hablar de la forma, tenemos que hablar de Sergio Leone, su primer western. For a Fistful of Dollars (1964), admitido como un remake plagiado de Yojimbo (1961) de Kurosawa por el mismo Leone, subvierte las formas clásicas, dejando los planos generales, planos largos, planos fijos y creando un montaje desenfrenado con imágenes de todo tipo y significado, hay con esto una evolución en el lenguaje cinematográfico, dando influencias desde a Tarantino, un hijo obvio del western, el cual revisita y revisita el western siendo uno de los únicos directores actuales que hacen un Western y crean un éxito, el otro ejemplo es Edgar Wright, el cual adopta el montaje utilizándolo como una herramienta estilística y narrativa propia. Leone en su trilogía del dólar, pareciera que hace la misma película, ya que recicla incluso a los mismos actores, arquetipos y formas, pero escalándolos cada vez más, creando un referente cinematográfico como lo es The Good, the Bad and the Ugly (1966).
En el spaghetti western se rompe el mito del oeste y todas sus convenciones desencadenantes, los lugares se nos retratan como sucios y áridos, donde los personajes no se describen por el bueno y el malo de manera convencional; aquí el bueno no es bueno, pero tampoco es tan malo. Todos los personajes del spaghetti son amorales, si no es que malvados. Esto desencadena una violencia simbólica, los personajes con frecuencia buscan venganza por asesinatos o violaciones. La violencia aquí no es contenida ni sutil, es explícita. Rompe con el mito y el romance al viejo oeste, acercándonos a la realidad de la cultura norteamericana.
Desmitificación total de la cultura americana, mediante la violencia como símbolo.
Clint Eastwood es un cineasta completamente relacionado con el western. Su carrera inició como actor en la década de los cincuenta, y en los sesenta consigue uno de sus primeros roles importantes en la película de Leone, For a Fistful of Dollars (1964), donde Eastwood retrata el arquetipo del vagabundo con un pasado misterioso, callado pero observador en un pueblo pequeño sometido por la injusticia y violencia. Personaje que, si bien no es el mismo, parece que se repite en toda la trilogía del dólar de Leone.
Después de esta etapa con Leone en su trilogía del dólar, Eastwood conoce a Don Siegel, productor y director de cine estadounidense, con un énfasis en el cine policial o incluso de explotación. Siegel dirigió a Eastwood en varias ocasiones pero la más importante fue en Dirty Harry (1971). Otro papel icónico en la carrera de Eastwood, donde a modo de ficción hablaban sobre el reciente y perturbador asesino del Zodiaco. Durante esta relación de trabajo Siegel impulsa a Eastwood a dirigir y producir. A inicios de los setenta Eastwood comenzó a dirigir y hasta la fecha no ha dejado de hacerlo.
Como director, Eastwood nunca fue ajeno al western, dirigiendo maravillas como High Plains Drifter (1973), The Outlaw Josey Wales (1976) y Unforgiven (1992). Pero en esta época el western clásico estaba muerto y el spaghetti western y su modernidad habían sobreexplotado en muy pocos años, por lo que Eastwood caminaba en una especie de limbo, ya que seguía haciendo historias de corte clásico, hasta que la modernidad le llegó con Unforgiven.
Unforgiven (1992) es una total disrupción ideológica del western clásico. No narrativo o estilístico, en estos aspectos Eastwood sigue siendo a la fecha muy clásico en su narrativa y puesta en escena. Uno de los últimos cineastas clásicos. Pero ¿Por qué disruptivo a la ideología? El cine al ser un medio narrativo siempre estará condenado a tener prejuicios por parte de su autor o autores, siendo prejuicios cualquier idea social, cultural, moral e incluso geopolítica. Eastwood entiende perfecto cómo se mueve su género, sus arquetipos, estereotipos, formas visuales, tramas, etc. y ¿qué hace? Usa esto para cambiar su historia.
Unforgiven inicia con un planteamiento a apariencia simple; un hombre cortó la cara, torso y cuerpo de una prostituta en un burdel/bar, el conflicto inicia pero no por las razones que creemos, esta mujer, en la ficción, es comparada como una inversión debido a que el dueño del burdel-bar invirtió en ella comida, ropa, techo, etc. Existiendo una equivalencia de la mujer a un objeto, a una mercancía. Ojo aquí, ya que la película no nos dice como discurso ¨Las mujeres son objetos¨, sino lo contrario, remarca la violencia y brutalidad hacia ellas, desmitificando otro mito sobre el western, el machismo, trato y violencia hacia la mujer, lo que en el cine clásico no se mostraba de esa manera tan visceral ni brutal, pero Eastwood entiende que el viejo oeste no era más que el lugar de los desalmados, de cobardes y abusivos.
Nuestro personaje principal un ya viejo y viudo William (Eastwood), un antiguo forajido con las peores historias de violencia, delitos y salvajismos ahora solo queda un padre de familia de edad avanzada. La primera vez que vemos a William es incluso divertido, este persigue sin éxito a un cerdo enfermo en lodo, ¿Dónde está la amenaza? ¿Dónde está la gran leyenda?
Durante el primer y segundo acto existe un contraste de la realidad con la leyenda; un señor que no puede subirse a su caballo, que pasa el segundo acto enfermo y moribundo, reformado del alcohol, pero es confuso, ya que los personajes a su alrededor no dejan de contarnos relatos épicos de él en su juventud. Como espectadores, hay algo que no cuadra, se nos cuenta algo que no vemos, este personaje realmente fue capaz de convertirse en esta leyenda. Y aquí es donde entra el autoconocimiento sobre la violencia en la escena final. William se entera del asesinato de Ned (Morgan Freeman), esto ya se volvió personal. (Como paréntesis es importante resaltar el asesinato de Ned, un hombre negro el cual fue torturado, asesinado y al cual exponen como atracción, hubo un linchamiento de parte del pueblo entero hacia él, ojo aquí). Al enterarse su semblante cambia totalmente, su mirada se convirtió mientras daba un enorme trago a su botella de Whisky, en este momento el espectador realiza que la leyenda de William Munny es real y lo que viene será inesperado y salvaje.
El legendario (para mal) William Munny se hace presente bajo la estruendosa tormenta en la cantina, se adentra en la boca del lobo donde de una manera casi anticlimática hace una masacre, no sin antes dar uno de los mejores monólogos/diálogos de la historia del cine. “Así es. He matado mujeres y niños. He disparado sobre cualquier cosa que tuviera vida y se moviera. Y hoy he venido a matarle Little Bill, por lo que le has hecho a Ned”.
Cada personaje funciona como una distinta representación de nuestra interacción con la violencia. Centrémonos en el caricaturista, este funge como nosotros los espectadores, alejados de la violencia por miedo a ser afectados por ella, pero constantemente morbosos e interesados en ella. Este personaje esta fascinado todo el tiempo por estas figuras e historias, (como nosotros) pasa de figura a figura, fisgoneando y entrevistándoles sobre sus hazañas, habilidades e historias, pasa de English Bob, un supuesto forajido que resulta ser un mentiroso el cual exageraba y mentía para tener un status de pistolero del cual temen, la violencia aquí es una herramienta, después conocemos a Little Bill, el sheriff del pueblo, un hombre con poder hacia otros, extremadamente violento en carácter y comportamientos, este tortura y humilla a English Bob por mentiroso, nada más, haciendo un marcaje de como usan la violencia, en que situaciones y donde está el límite moral, tanto del que ejerce la violencia, como de los que la miran en tercera persona. Su único escape que le da humanidad, para nosotros, es construir su casa de retiro el mismo y lo hace fatal. ¿Qué nos dice esto de él? Su personalidad está en infringir violencia, él lo que hace bien es ejercer poder sobre otros, no en una vida de hogar.
Y como figura final, el caricaturista entrevista entre miedo a William, el cual acaba de hacer una masacre desenfrenada y fría, a lo que William desmitifica estas figuras mismas, no hay estrategias en estas situaciones violentas, ni siquiera razón, simplemente barbarie y rapidez. ¿Por qué “ganó” William? ¿Suerte? ¿Un don divino para matar? o será que en la violencia no hay ganadores, estas figuras no tienen mérito en lo que hacen realmente, William es una leyenda-mito del oeste, pero esto no es positivo, el camino de la violencia no ayuda a nadie.
Eastwood nos aleja del mito del western y nos retrata que, en el medio oeste, realmente no hay final feliz, solo manos llenas de sangre y plomo, uno que no se limpia, en una cultura hecha a base de sangre, avaricia y violencia, como lo es la estadounidense.
Eastwood volteo todo el género en si con Unforgiven y desde entonces no ha vuelto a él, además el western no ha tenido otro auge, estaba ya en un crepúsculo en los noventa, ahora el western en sí mismo es un mito hecho realidad.
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