El día sábado 22 de mayo, a solo unas cuantas semanas de que el verano llegue a la ciudad, Mexicali nos regaló una tarde con un clima bastante agradable, misma en la que se llevó a cabo el “Pagoda Fest”. Este festival de música ocurrió en la pagoda de Misión Dragón, bazar que cada fin de semana recibe a la comunidad cachanilla con una variada oferta de puestos de ropa, discos, comida, arte local, entre muchas otras cosas.
Organizado por Tomb Company, el objetivo del evento era, además de dar a conocer a diversos artistas de Baja California, invitar a los asistentes y transeúntes a cooperar para la reforestación de la ciudad de Mexicali, por lo que no se cobró la entrada.
El escenario fue colocado en la parte de adentro de la pagoda, por lo que el uso de cubrebocas fue obligatorio, aunque esto no impidió que se creara una atmósfera íntima entre artistas y público. Debido a que la pagoda se encuentra en la parte trasera del bazar, justo en donde Misión Dragón nos ofrece una variedad de puestos de comida y bebidas, las personas que solo iban a deleitar su paladar también podían quedarse por fuera a disfrutar de la música. Además, era posible participar en las trivias protagonizadas por los chicos del podcast Joel & Rey, en las que invitaban al público a responder ciertas preguntas relacionadas con Baja California.
Desde los rasgueos de guitarra influenciados por el rock en español de los noventas que interpretó Giovanni Martinez, el rap con Yeezuz Flako y una fusión de reggaetón y house con Delamac y Linn, entre otros, las y los participantes crearon un ambiente armonioso en el que los géneros musicales no se discriminaron entre sí. Cada intérprete que pisaba el escenario se notaba orgulloso de sus colegas y de su estado, “la Baja Ca”, como varios de ellos lo llamaron.
De los factores que me parecieron más placenteros del evento, fue la posibilidad de estar con un grupo de personas dentro del mismo lugar con un fin en común: apoyar y disfrutar del talento tan rico nacido en Baja California. Tras un año de confinamiento, son este tipo de eventos los que me hacen recordar la vida pre-pandemia, desde la camaradería hasta el cansancio físico que implicaba el ir a un concierto.
Si tuviese que elegir el momento de la tarde que más asombro me causó, definitivamente sería cuando Karyme, una niña de doce años, se subió al escenario a cantar con una seguridad característica de una persona adulta. Se notaba cómoda ante el público, el cual demostraba un aire de orgullo paternal que no le impidió bailar al ritmo de la música.
Es un hecho que Baja California alberga mucho talento, por lo que me parece que este tipo de eventos son de suma importancia tanto para los artistas como para el público. El trato entre los músicos nunca fue competitivo, sino de apoyo mutuo, lo cual es un respiro de aire fresco en una industria que es conocida por estar llena de envidias. Es en este tipo de espacios en los que se crea un sentido de comunidad, que en lo personal, fue lo que más extrañé en el 2020.
-Rebecca Monroe