La belleza del vallenato

Esa soleada y tranquila tarde, esperaba en la cocina de pie junto a la estufa, mientras preparaba un café para mis padres y para mí. Estaba acompañada de mis audífonos como siempre, escuchando mi preciada música y a la vez revisaba el periódico el espectador por mi celular.
En una columna de opinión, un periodista del que casualmente no recuerdo el nombre, mencionaba el famoso escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Hablaba del premio nobel que ganó con el maravilloso libro 100 años de soledad. Una novela con la que le dio la vuelta al mundo, despertando la imaginación de los lectores y llevándolos a esa hermosa utopía recreada en la parte costera de Colombia que, de hecho, fue el lugar en el que nació el escritor.

Yo, como gran admiradora de Gabo, cualquier dato relacionado con escritura, música y hasta de cultura en el que él esté presente, me despierta un gran interés, no sólo por el hecho de que Gabriel García Márquez fue un hombre que dejó en alto el nombre de la literatura colombiana, sino porque para mí fue un mago con las letras.

Al terminar de leer la columna faltaban unos pocos minutos para que el café estuviera listo y mientras eso sucedía me dispuse a alistar los pocillos… Una vez listo el café, lo serví y llevé los tres pocillos a la sala de mi casa para poder compartirlo con mis padres. Después de todo, ¡No hay nada mejor que compartir un buen café caliente con una buena conversación!

Estando en la sala mirando el atardecer en compañía de mis padres empecé a compartir la columna que había encontrado en el periódico. Ya que sé que a ellos les gusta Gabo tanto como a mí.

Después de leerles la columna mi padre empezó a contarme la historia de un vallenato que se escribió por Rafael Escalona, pero fue interpretado por los hermanos Zuleta en honor a este maravilloso escritor: nuestro querido Gabo.

Mi padre citaba una respuesta del autor acerca del libro 100 años de soledad, decía que en las tantas entrevistas que tuvo Gabo, en una de ellas le preguntaron: “¿Qué es 100 años de soledad?”, y respondió: “Pues no es más que un vallenato de 450 páginas”.

Gabriel García Márquez y la portada de si libro “Cien años de soledad”

Con esa interesante respuesta yo sólo pensaba en que, para un hombre costeño como Gabo, apasionado por el vallenato y por supuesto por la cultura y las costumbres costeñas, era enorgullecedor que palabras como estas hayan salido de su boca y recordaba que muchas personas han afirmado que lo que hizo Gabo con sus cuentos, novelas y crónicas era exactamente lo mismo que hacían los autores de vallenato con sus instrumentos musicales.

Mi padre seguía contándome sobre el vallenato y también de las muchas cualidades que tuvo siempre Gabo, como por ejemplo el gran orgullo de su tierra y que la manera de escribir era con su acento costeño y sus expresiones coloquiales de la tierra , lo cual, hacía más interesante y hasta divertida la lectura de cualquier novela de él.

Además, Gabo siempre fue un impulsor de este maravilloso género musical que es el vallenato, de hecho, se cree que él fue uno de los primeros intelectuales que explicó todo este género al mundo a través de sus novelas.

Para mí, el sólo leerlo me transporta a ese lugar en el que nací, lugar que conozco. Pero no crecí allí. Un lugar lleno de alegría, de fiesta, de tranquilidad, de historia, de arte, cultura y belleza. Mi bella tierra costeña.

Acerca del vallenato que mencionó mi padre, me decía que éste fue hecho después de que Gabo ganó el premio Nobel y que el vallenato cita varias partes, no sólo de la novela 100 años de soledad, sino también en otros libros como el El olor de la guayaba. Mencionaba también el lugar en el que se entrega el premio, las mariposas amarillas y los pescaditos dorados que son un símbolo de literatura en Colombia.

Portada del libro “El olor de la guayaba”

Pasamos gran parte de la tarde conversando sobre el autor y entre tanta charla de este tema tan interesante que se desprendió de una simple columna del periódico, el café que tenía en mis piernas ya se había enfriado, sin embargo, el sabor de café frío sin azúcar no me preocupaba, sino que el tiempo corre y ya teníamos en la cabeza mi mamá y yo la preocupación de qué sería la cena, que fue el momento en el que todos guardamos silencio, lo que para mí significó por finalizada la conversación, así que me bebí rápidamente el café, esperé a que mis padres lo terminaran y les recogí los pocillos.

Antes de dirigirme a la cocina le pregunté a mi padre el nombre del vallenato y me respondió: su nombre es: “El vallenato Nobel”
Poco después empecé a escuchar en mi celular el vallenato mientras lavaba los pocillos y es como si hubiese estado encantada la letra de la canción, porque una vez que la escuché me atrapó. Es increíble ver como la música puede llegar a invadir los oídos y por supuesto la mente.
Mientras escuchaba, efectivamente como lo dijo mi padre, el vallenato tenía una letra muy bonita y bastante interesante tanto así que ya estaba empezando a tararearla.

Ese día aprendí dos cosas muy importantes, la primera es que la música, la historia y la literatura tienen una conexión tan divertida y hermosa que cuando se juntan, pueden transportarnos a todo un mundo con algo muy valioso que vamos perdiendo con la edad y es la imaginación.
Y la segunda es resumida en una de mis frases favoritas de Gabo que dice: “El vallenato tradicional es rico en contenido literario y gracias al poder de la palabra de los juglares, generaciones enteras han disfrutado de relatos con una gran dosis de realismo e imaginación”.

¡Así terminó el día en esa charla tan interesante! Dejando como moraleja que la historia y los hechos importantes se pueden encontrar en cualquier parte, hasta en algo tan simple como la música. Creo que así era Gabo, que, de lo más pequeño, creaba lo más grande y así es como estos autores nos dejan sembrada una pequeña semilla de interés en la amplia y rica cultura de nuestro país.

Carolina Ramírez.

Nació en Villanueva-Guajira, Colombia el 16 de agosto de 1998. Tiene 22 años y actualmente vivo en el municipio de Zipaquirá- Cundinamarca. Estudia comunicación social y periodismo en la universidad Minuto de Dios.

About Author

La belleza del vallenato comentarios en «3»

  1. Excelente, poder hacer de una tarde de café una tertulia maravillosa en la que se hable de música, literatura y arte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.