¿Para pertenecer, tengo que dejar de ser?
Soy el mito. Soy esta quimera fantasiosa,
nuestro reflejo en algún rostro desconocido.
Adormecido, me transformo en aquel pirómano
el que observa la ciudad arder con tal de hallarte,
el que arroja sus entrañas en el pavimento
si la noche no le da las respuestas que busca.
Es la metamorfosis un animal nocturno
quiere poseer, pero es incapaz de ceñirse,
a tu dormitorio, constante filo al vacío.
El que ya no inventa, ya no sueña, ya no siente,
roto por las posibilidades astronómicas.
También soy el suicida, arrepentido en la caída
el que busca sembrar en la tierra erosionada,
el que busca tus labios amargos de vinagre.
Seré profeta del deseo y otros infortunios
el que vaticina nuestro principio y el final,
filósofo optimista sin nada que perder,
mesías taciturno que ha perdido la fe
el símbolo adorado carente de sentido.
Fui conductor en cada madrugada fatídica.
en cielos morados de hambre y desesperación.
El que se auto-mutila a mitad de carretera,
el que los universos se ajustan a su tórax
fulminando su corazón en el maletero.
–Marco Lugo Victoria
Estudiante de la Licenciatura en Biotecnología en la Universidad Autónoma del Estado de México. Ganador de varios concursos de oratoria y poesía.
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