Por Mariana Aguilar Pérez
De la misma forma como cuidamos de nuestro cuerpo para estar saludables, es necesario también cuidar de nuestro entorno para convivir con armonía y abundancia. A mi parecer, no es coherente anhelar un gran ambiente verde y limpio si no se tiene la educación de no contaminarlo.
Si nos implementaran desde pequeños ver a la naturaleza con respeto y amor, inconscientemente implementaríamos el reciclaje como una forma de vida. Debido a la inconsciencia e ignorancia de la sociedad, se creó un descontrol del cuidado del medio ambiente. Por lo tanto, para lograr el cambio que muchos desean es de suma importancia actuar juntos como comunidad.
Los residuos que desechamos diariamente se clasifican en:
- Basura orgánica: Se genera de los restos de seres vivos como plantas y animales, cáscaras de frutas y verduras, cascarones, restos de alimentos, huesos, papel y telas naturales como la seda, el lino y el algodón.
- Basura inorgánica: Proviene de minerales y productos sintéticos, como los metales, el plástico, vidrio, cartón plastificado y telas sintéticas. Dichos materiales no son degradables.
- Basura sanitaria: Son los materiales utilizados para realizar curaciones médicas, como gasas, vendrás o algodón, papel higiénico, toallas sanitarias, pañuelos y pañales desechables, entre otros.
Todos estos desechos terminan acumulándose en otro material sumamente contaminante que fue inventado por Sten Gustaf Thulin (1914-2006) quien quería crear un producto accesible y que, ante todo, tuviera un impacto positivo en el planeta: las bolsas de plástico. Sin embargo, este producto es actualmente uno de los más dañinos para el medio ambiente. A pesar de todo, nadie conoce exactamente dónde termina la basura.
Otro producto utilizado diariamente es el aceite de cocina, que con solo un litro de aceite contamina mil litros de agua. El aceite afecta el intercambio de oxigeno con la vida marina, afectando la respiración y reproducción de peces. También puede tener un efecto tóxico en sus pulmones y disminuir la inmunidad. Por otro lado, afecta al crecimiento de algas, además de adherirse a los pelajes y plumas de mamíferos y aves. Mientras tanto, miles de personas contaminan millones de litros sin siquiera saberlo.
Muchas personas están en mi contra por creer que el gobierno debe de encargarse. Estas personas están equivocadas por que limitan la consciencia del cuidado ecológico a las siguientes generaciones. Cada uno de nosotros somos el grano de arena que complementa nuestra ciudad y cada uno de nosotros debemos cuidar de nuestro entorno.
Se requiere de compromiso y empatía para tener consciente el daño que es causado, sobre todo mucha responsabilidad para crear un cambio. Por lo tanto, cuidemos la parte esencial de tener presente la educación ambiental para disminuir la velocidad del impacto ambiental a través de los años.
¡El cuidado ambiental es un tema de moral!